martes, diciembre 16, 2008

Cacicazgos, azote de los periodistas en los estados

Los periodistas en México no sólo se enfrentan a bajos salarios, y cacicazgos en los diferentes estados y municipios, sino incluso a la censura de su propio medio de comunicación, expresó Arturo Manzano, quien es Secretario General del Sindicato de Trabajadores de El Sol de Puebla.

A continuación, reproduzco íntegramente el texto que presentó el 10 de diciembre de 2008 durante la concentración de periodistas por la libertad de expfresión en México, mismo que da título al presente post: Cacicazgos, azote de los periodistas en los estados.

Por Arturo Manzano

"El desarrollo de la actividad periodística en los estados no es ajena a la que se vive en la capital del país, no obstante está potenciada por situaciones regionales que la hacen, quizá, más compleja.  

Además de la lucha diaria por hacerse de datos de interés público, el reportero, periodista, trabajador de la información, debe sortear la dispersión, la inestabilidad laboral, los cacicazgos políticos o primarios, la opacidad de los gobiernos, el control oficial de los medios, la censura, la autocensura, la amenaza… la lista puede crecer tan largo sea el espacio de la exposición. 

Sucede en las capitales estatales y se reproduce aún con mayor crudeza en los municipios, donde, sólo por ofrecer un dato, se pueden encontrar salarios de mil 500 pesos mensuales, se trata de la marginación social del periodismo como actividad profesional, la ignominia, obligado irremediablemente el reportero a la dádiva, al cochupo, a la corrupción y por tanto, la veracidad convertida en utopía.

A este círculo vicioso habría que agregar la acción del crimen organizado que en diversos niveles no sólo se ha convertido en poder fáctico, sino en mecanismo garante de la estabilidad social en las regiones y que en su expansión, combinada en ocasiones con la autoridad, condiciona, arremete, intimida, coacciona, elimina todo, incluidos periodistas, ciudadanos finalmente.

El reportero, entonces, es un actor vulnerable, desprotegido, disperso y acotado socialmente, resultado: un producto periodístico, deficiente, falto de profundidad. Antes la sobrevivencia que arriesgarse por unas monedas. 

El Estado, personificado en los gobiernos locales, juega su papel de condicionante del derecho a informar, las leyes estatales de acceso a la información pública gubernamental, son de mero trámite, salvo honrosas excepciones, apenas cumplen con los mecanismos básicos para la consulta. 

En Puebla, el caso que nos toca sufrir, es en la oficina de Comunicación Social, donde se define si la información es publicable, y en ocasiones se presiona al informador para que se desista de su solicitud, claro está, directamente desde la Dirección de su propio medio.

Es por ello que se hacen obligados mecanismos de sindicación, de agremiación en defensa de los derechos básicos de los periodistas que permitan, primer dignificar la actividad del periodista –en los medios se cumple bien con aquella ocurrencia chistosa y oportuna: candil de la calle oscuridad de su casa—. 

Además, resulta necesario extender los lazos de identidad, tejer redes, establecer relaciones sólidas que nos permitan reaccionar con oportunidad ante la amenazas al gremio; tener la certeza que ora en el rincón más escondido de la mixteca oaxaqueña, ora en la ciudad más industrializada del norte, ora en la capital o en la provincia ocurre un atentado contra la libertad de prensa, la libertad de expresión, el derecho a la información o contra un camarada, habrá un grupo organizado de periodistas, comprometido con su papel social, empeñado en que la idea del “México donde no pasa nada” cambie y cambie de fondo. 

No podemos, no debemos, permanecer inactivos ante esta situación, debemos pasar de simples difusores de la realidad, a actores sociales, que en su papel ciudadano, opinen y que busquen mecanismos para ser escuchados y promover los cambios sociales que se requieren.

Sea éste, pues, el inicio de una nueva conciencia".

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